Reflexión sobre la Lección 1

El buen profesor de ELE ha de cumplir con una serie de características que constituyan la base de sus estrategias metodológicas. Tales características giran en torno a cómo gestionará el proceso de enseñanza-aprendizaje y a qué estrategias y recursos didácticos empleará en su aula.

La buena formación del profesor es el punto de partida. La capacidad de transmitir conocimientos y la voluntad por evolucionar y adaptarse a los nuevos avances es primordial para ofrecer una enseñanza de calidad. Esto es aplicable a cualquier tipo de docencia y, partiendo de aquí, podemos decir que en la enseñanza de un idioma adquiere mucha más relevancia el método y recurso empleado debido a que el desconocimiento de la L2 por parte del alumnado dificulta su propia interacción, creando una barrera de comunicación desde el principio del proceso de aprendizaje que será más fácilmente salvable en función de las estrategias empleadas por el docente y cómo éste motive a su alumnado. El tratamiento del error por parte del profesor de ELE es determinante en la motivación del alumnado por continuar aprendiendo.

 

La motivación es el ingrediente fundamental en cualquier tipo de enseñanza, un buen profesor puede motivar con su simple trato, forma de comunicarse o de dirigirse a su alumnado y sumado a este elemento, están los demás ingredientes: recursos actualizados, actividades interactivas y comunicativas, centros de intereses llamativos, contenidos significativos, uso de las nuevas tecnologías…

En esta infografía se resumen las ideas expuestas anteriormente.

Presentación

¡Hola compañeros de Máster! Soy Laura, vivo en España y soy maestra de Educación Primaria y Audición y Lenguaje.

Llevo 5 años trabajando como maestra interina en diferentes colegios y me encanta...pero no puedo hablar de mi experiencia como docente sin contaros la gran aventura que fue para mí, mi primer año como maestra, hace ya casi 5 años. Nunca lo he contado por escrito y por fin tengo una excusa para hacerlo...

Antes de aquello, trabajaba en academias, cobrando poco y echando muchas horas. Después decidí montármelo por mi cuenta y acabe siendo mi propia jefa. Nunca me llamaban de las listas de interinos de maestros, así que pensé que mi futuro como docente estaba decidido y que me dedicaría a mi academia. Pero me equivoqué.

Un día, una tía mía me contó algo de una convocatoria para ser maestra de circo. Yo la miré y le dije: "¿maestra de circo?" Y me contestó: "maestra de niños que viven en circos, son itinerantes y no pueden asistir a un colegio fijo". Me animó a participar y me explicó que esa opción podría ser un puente para conseguir puntos y conseguir entrar en un colegio. De primeras no le hice mucho caso, pero un día llegué muy cansada, harta de todo y me acordé de mi tía. Participé en la siguiente convocatoria del Programa de Aulas Itinerantes del Ministerio de Educación en Madrid, aprobé y entré a la primera. 

Y así ocurrió que mi primera experiencia como funcionaria del estado, fue siendo la maestra de nueve niños que vivían entre camiones, carreteras, carpas de circo, ensayos, traslados y funciones; en un tráiler convertido en aula, viviendo en una caravana y recorriendo todos los pueblos de Andalucía. Ellos me recordaron por qué yo tenía que trabajar en un cole y, gracias a esa experiencia, conseguí que me llamaran de las listas en mi ciudad. 

Aquel curso ha sido, hasta ahora, la experiencia más bonita que he tenido como maestra. Tuve que impartir todas las áreas a nueve niños de diferentes edades, para que os hagáis una idea, lo más parecido a una escuela rural. Lo que aprendí de aquello, aún lo llevo conmigo en cada cole de ladrillo que piso ahora. Porque quien ha sido maestro o maestra de circo sabe que, después de enseñar en un cole sobre ruedas, todos sus demás coles serán "coles de ladrillo".

Con este máster pretendo poder trabajar algún día en el extranjero como profesora de español y seguir acumulando experiencias que me enriquezcan como maestra.